Marzo 2020.– Dada la situación de sequía extrema, la autoridad ha enfocado sus esfuerzos acertadamente en el perfeccionamiento de la regulación sanitaria con objeto de que las empresas reduzcan sus importantes pérdidas de agua en las redes de distribución.
El desafío previsto para las compañías no es menor, ya que pasar de un 34% de pérdidas (técnicamente conocidas como aguas no facturadas) en promedio, a un 21% de los países OCDE (1), requiere no solo del compromiso para hacerlo (estrategia) sino también de herramientas técnicas para lograrlo (táctica) y el control y mejoramiento del proceso (gestión).
Sin embargo, las fugas en las redes de agua no son únicamente fuente de mermas físicas y por lo tanto económicas sino, además, una causa de daños a la propiedad pública y privada; a las operaciones normales de la ciudad (por ejemplo, incidentes de Aguas Andinas en Av. Providencia, en 2016 y 2019) y, eventualmente, a la integridad física de las personas.
Tanto la Superintendencia de Servicios Sanitarios (SISS) como asimismo la Asociación Nacional de Empresas de Servicios Sanitarios (ANDESS) reconocen que el camino para mejorar es buscar mejores estándares de gestión de las redes (2).
Pero ¿quién debe liderar esta iniciativa de cambio?, ¿qué tanto esfuerzo significa?, ¿qué herramientas de gestión se debe utilizar? Y ¿cómo medir el nivel de implementación?
Afortunadamente para la SISS y ANDESS, la Superintendencia de Electricidad y Combustibles (SEC) ya transitó por ese camino y dio respuesta a esas interrogantes. En 2012, incluyó en la reglamentación de seguridad de gas de red la exigencia de contar con un Sistema de Gestión de Integridad de Redes (SGIR), siguiendo los lineamientos de seguridad adoptados en Estados Unidos el año 2000, tras una serie de incidentes fatales, daños a la propiedad y contaminación que afectaron a su industria.
En Chile, luego de un período de compleja implementación de la gestión de integridad por parte de los operadores de transporte y distribución de gas, la SEC publicó en 2015 su “Guía Metodológica para el Desarrollo e Implementación del SGIR”, lo que permitió a las empresas disponer de lineamientos específicos y detallados para el desarrollo de sus SGIRs y, por otra parte, a la SEC, de un marco para poder medir y evaluar su puesta en ejecución.
Es de esperar que la SISS vea el potencial del SGIR y su Guía Metodológica, tomando en cuenta que los conceptos de gestión de integridad de redes ahí considerados son perfectamente extrapolables a las redes de agua.
(1): InduAmbiente, Edición 161, Nov.-Dic. 2019, pág. 31.
(2): El Mercurio, Cuerpo B, 25.01.2020, pág. 10.